Convierte a Dios en protagonista
En días anteriores hablamos sobre lo peligroso que resulta basar nuestra identidad en las opiniones y palabras de los demás. Si permitimos que nuestro valor esté determinado por lo que la gente piensa de nosotros será imposible vivir y tener una correcta y saludable identidad. En cambio, si creemos con todo nuestro corazón en la identidad que Dios nos da, viviremos como sus hijos amados y elegidos, seguros de quienes somos y libres para ser y hacer su voluntad. Vivir de acuerdo a lo que Dios dice de nosotros no siempre es una tarea fácil. Tal vez te preguntaras: ¿cómo podemos aprender a dar prioridad a su voz sin importar las opiniones de los demás? ¿Cómo basar nuestra identidad en Dios sin importar nada más? Hay una forma de hacerlo que nunca falla, tenemos que anclar nuestra vida en la palabra de Dios. Sin una base sólida, seremos arrastrados fácilmente por todo aquello que insiste en alejarnos de lo que Dios dice que somos. El pasaje de hoy habla precisamente del "temor